Han pasado diez meses desde que Rusia invadió Ucrania. Estados Unidos y los países occidentales han impuesto sanciones generales contra Rusia, pero Rusia no ha detenido su agresión. En la guerra, la Unión Europea (UE) fue la primera en financiar la adquisición de armas por parte de Ucrania, y Putin advirtió contra el uso de armas nucleares. Esta guerra no tiene precedentes desde la Segunda Guerra Mundial, y la humanidad en su conjunto se enfrenta a una crisis bélica más generalizada.
En opinión de la CCI, la contribución de los camaradas del IOD (Instituto Onorato Damen) tiene dos méritos importantes:
Los camaradas evalúan correctamente todas las guerras bajo cualquier título, ya sea el de guerra religiosa, guerra de liberación nacional, guerra humanitaria, etc., como guerras imperialistas, lo cual muestra la lealtad de los camaradas al internacionalismo, y escriben muy claramente:
Las organizaciones de la izquierda comunista deben organizar una defensa unida de su patrimonio común de adhesión a los principios del internacionalismo proletario, especialmente en un momento de gran peligro para la clase obrera mundial. El regreso de la carnicería imperialista a Europa con la guerra en Ucrania es uno de esos momentos.
Al comienzo de la guerra en Ucrania, la Corriente Comunista Internacional propuso una declaración internacionalista conjunta sobre la guerra a los otros grupos de la izquierda comunista. De estos grupos, tres afirmaron su voluntad de participar y se discutió, acordó y publicó una declaración por parte de los diferentes grupos.
A pesar de la aceleración mundial de la barbarie, existe una alternativa: la lucha internacional de la clase obrera.
Publicamos a continuación el intercambio epistolar entre la CCI y un camarada que nos escribió desde los Países Bajos. Agradecemos su carta y, sobre todo, su iniciativa de compartir sus desacuerdos sobre una cuestión política esencial: la relación entre el fascismo, el populismo y la democracia.
Volante sobre las movilizaciones del 10 de septiembre en Francia
Los ataques contra nuestras condiciones de vida son de una brutalidad extrema. Hay que remontarse a los años 1930 para encontrar medidas tan violentas.